No sé si al señor Elio Rossi le nació ofender a la selección
Colombia, su gente y al director técnico argentino por vocación, recurso o
ausencia total de capacidad.
Si fue por recurso, para ganar notoriedad, el mismo
dista mucho de lo que un buen comunicador debe hacer y decir en el medio que
esté. Ahora, si fue por vocación, como aquella que tienen algunos profesionales
de siempre herir con sus comentarios afiliados y sus dardos cargados de veneno,
el mismo le salió bien pues al final ganó una notoriedad (en las redes
sociales, especialmente) que seguramente no ha sabido conquistar con un trabajo
serio, elocuente y fino.
Si fue por falta de capacidad (para encontrar algunos
adjetivos menos ofensivos), la recomendación es que busque un diccionario de
bolsillo que pueda utilizar con frecuencia, particularmente cuando el tiempo
apremie.
El término malparido no ofende cuando el mismo define
una situación real. Un aborto es un malparido, así como un galeno puede ayudar
a una malparida que recién se recupera de tan traumática situación.
El problema de Rossi, fue que lo expresado lo dijo de
manera ofensiva y allí la extensión de la palabra duele (indeseable, malnacido,
despreciable), especialmente cuando se habla de fútbol como si fuera un ordinario
mas de tribuna; de los que tanto abundan en los estadios.
Al señor Rossi no se le debe olvidar (si es que verdad
sabe de este cuento), que en el balompié la marcación individual o escalonada
sobre un jugador en particular es tan válida como la que se hace en zona y eso
lo saben estos varones que por algo ganan millones.
A Neymar le tocó y le tocará seguir sufriendo marcas
estrictas en una cancha por lo que es como jugador, como lo hacían grandes
glorias del futbol gaucho antes de que se intentara proteger a los habilidosos
en este deporte. Por eso siempre los argentinos han sido considerados los malos
del continente. No solo por su soberbia, sino por su exagerada tendencia a
pegar y sacar al rival de sus casillas por medios poco ortodoxos, desleales y
sucios. Técnicas deshonestas que nunca pudieron abortar en su intención sino
que fueron alimentadas por muchas generaciones, inclusive de los aficionados. ¿O acaso el reciente escándalo que
se dio en el partido Boca-River por copa Libertadores no es un fiel reflejo?
Perdone señor Rossi, pero allí en la cancha, hasta que
llegó el pitazo final, no se dio nada extraordinario o que el reglamento deba
sancionar. Lo antideportivo se produce después de concluido el encuentro por un
jugador brasileño que, al igual que los celestes, no han aprendido nunca a
perder y mucho menos a reconocer que las distancias en el continente ya no son
tan amplias como sucedía lustros atrás cuando con la mera camiseta asustaban.
Y lo peor de todo, para cerrar, es que si toca preparar
la “banda de malparidos” para ir por Messi y ganar el partido, pues así será. No crea que con
la “boquilla” (de la cual ustedes son maestros), se hará algo distinto.
Messi es un gran jugador, el mejor de todos dirán
muchos, y como tal es un referente al que se debe buscar anular tácitamente y
con la testosterona que amerita un partido sin permiso para perder.
Dejando en claro que mi opinión se remite solo a lo
deportivo, defino como una salida en falso de un experto que no supo
manejar un concepto (siempre respetable), incurriendo en el manejo inapropiado
del lenguaje. Allí es donde debemos marcar deferencia los profesionales de los
medios de comunicación. ¿Qué tal que no fuera así?
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