lunes, 1 de junio de 2015

Con sabor agridulce

Columbus Crew se fue con un valioso punto de la ciudad de Orlando al empatar a 2 goles con el local ante poco más de 31 mil aficionados que siguen avivando de manera insistente desde las tribunas del Citrus Bowl. Tony Tchani (6’) y Kei Kamara (61’) se reportaron en el marcador por el visitante, mientras que la dupla brasileña compuesta por Kaká (de tiro penal al minutos 17) y Pedro Ribeiro (88’), de media distancia, logró equilibrar las cifras.

Después de terminado el encuentro, y de escuchar las reacciones de los protagonistas en los camerinos y la rueda de prensa, se aprecia el malestar que produjo la paridad en el equipo de Adrian Heath, especialmente porque siempre tuvo la pelota (64,2%), manejó la iniciativa, generó varias opciones claras que desperdiciaron Cyle Larin y Carlos Rivas (estuvieron poco finos los delanteros), hasta que por fin el recién ingresado Pedro Ribeiro fabricó un golazo desde afuera del área cuando al partido le quedaban dos minutos para concluir.

El partido se complicó desde el minuto seis cuando Ethan Finley salió vertiginosamente por derecha y se asoció con el lateral Héctor Jiménez quien lo acompañaba por la banda, muy abierto y sin marca. Por esta razón ganó el corredor con amplitud, llegó al borde y centró para que desde atrás apareciera Tony Tchani y superara por talla a Rafael Ramos para rematar de frente y vencer a Hall.

El error no es del lateral quien estaba cuidando la espalda de los centrales, sino de Hines y Ledger. Los zagueros centros no pueden regalar la espalda en ese sector. Son ellos, por su estatura y oficio, los llamados a incomodar a cualquier atacante que se filtre en la cabecera de las 5,50.

Afortunadamente, diez minutos después se produce una situación enredada en el área visitante (tras un tiro de esquina), y en el intento por despejar la pelota queda en los botines de Kaká quien la dirige a portería. Allí, cuidando el palo derecho, estaba el capitán Michael Parkhurst quien con la mano evita que la pelota siga su recorrido. Es cierto que la tenía pegada al cuerpo, como protestaron Kamara y compañía, pero la intención fue frenar la acción y por eso el central Silvio Pitrescu no dudó en sancionar el penal y expulsar al defensor.

Luego sería Kaká el encargado de convertir su sexto del año (tercero por esta vía) y de paso se solidifica como el goleador del cuadro violeta. El astro carioca lo celebró en el sector sur con la barra de los Ruckus quienes deliraban como es característico en ellos (inclusive cuando están perdiendo, son incondicionales).

Ante la expulsión, Berthalter aplica variantes inmediatas. Sacrifica al creador del equipo, el argentino Federico Higuaín, para darle paso a Emanuel Pogatetz. Con esto fortaleció la línea de contención y movió a Justin Meram de la izquierda al centro para que fuera el enlace. Sin embargo Meram vio tarjeta amarilla por carga desmedida (32’) y al quedar condicionado se tiene que ir en la complementaria por Kristinn Steindorsson, ya que se avecinaba una mayor fricción en marca y no se podía correr el riesgo de una expulsión más.

Con dos líneas de cuatro muy sólidas, y un gran despliegue físico, Columbus apelaba a sumar pues nunca cedió a pesar de la adversidad. Sabían que enfrente tenían a Kamara y que con éste cualquier cosa podía suceder en una salida fortuita pues Orlando apremiaba con su empuje.

Esta propuesta que, aunque conservadora es válida, dio réditos al minuto 16 de la segunda fracción. En una salida rápida de la mitad al sector izquierdo, apareció la figura de Waylon Francis quien aterrizó con buena pista. Solo al borde del área fue a recibir marca de Ramos y Hines pero aprovechó el metro que tenía y levantó una pelota que Kamara atacó y remató con precisión letal. Protestaba Ledger pues su compañero, Luke Boden, no reaccionó para incomodar al africano cuando la zona se abanicaba hacia la derecha, y estaba obligado, por movimiento táctico, a marcar y evitar que el goleador hiciera su décimo del año. Fue una muy buena anotación.

De allí en adelante el compromiso fue un monólogo. Solo Orlando atacaba de manera desordenada pero insistente y dos ocasiones claras fueron desperdiciadas por el colombiano Carlos Rivas quien no supo definir un mano a mano con Clark (pase brillante de Kaká) y luego remató con el arquero vencido, al frente del área chica, un balón que botaba libre. El remate fue con tanta furia y falta de convicción, que se estrelló en el horizontal. Nadie lo podía creer.

Igual sucedió con Larin quien no pudo materializar en un par de acciones donde tuvo el espacio para dar la estocada final. Una de ellas, la segunda, fue una pifiada brutal sobre un balón que pasó desde la derecha por la caja menor, esperando a que le cambiaran la trayectoria. Todavía le debe estar doliendo entre las piernas al canadiense tras semejante yerro.

Adrian Heath, en su intento de romper el abroquelamiento del visitante, manda a Martin Peterson a la cancha en reemplazo de Rivas. Por ser un jugador de choque esperaba que pudiera pescar algo y definir, pero fue referenciado con precisión y se perdió en acción, aunque generó espacios por su movilidad. Es que a este punto Columbus se defendía con todo y sacaba provecho de la presión en el último cuarto de cancha, donde todo jugador era tomado con marca escalonada y en zona. Se resguardaban con clase y valentía.

Con menos de 20 minutos, el estratega local, que sufría lo indecible, quema los dos cambios restantes. Dosifica la zona media con la presencia de Lewis Neal (un zurdo de buen trato y muy dinámico) y saca a Larin para que ingresara el recién recuperado Ribeiro.

Con estas variantes, Orlando sigue apelando a evitar cualquier sorpresa con el aporte de Cerén e Higuita en recuperación, quienes trabajaban laboriosamente (Hines y Ledger referenciaban a Kamara sobre la circunferencia central). Kaká seguía moviéndose de adentro hacia afuera por derecha para abrir espacios y Paterson ejecutaba lo propio por izquierda, mientras que Boden y Neal mandaban por el flanco izquierdo que estaba dispuesto para generar ingresos.

Estos movimientos sin balón, que son inapreciables por el espectador, permiten que Ribeiro empezara a mostrarse con un par de jugadas que daban destellos de su capacidad, especialmente para jugar de espaldas a la portería.

A falta de dos minutos, en una liga que se destaca por ser agónica, Luke Bolden sirvió una pelota desde su propia mita que iba sin precisión al centro, uno metros afuera de la media luna. El esférico es amortiguado por Francis que no puede controlarla apropiadamente y la deja flotando para que Ribeiro la administrara. En ese momento, aunque usted no lo crea, Kaká entra en acción y obliga a que Francis lo referencie mientras que Tyson Wahl y Chris Kutle se confiaron por la distancia creyendo, tal vez, que Ribeiro intentaría asociarse con su connacional, especialmente porque estaba de espaldas y empezaba a girarse hacia la derecha. Lo que nunca esperaron es que el brasileños se acomodara y sin dudarlo, con un par de metros que eran oro a esa altura, por lo cerrado de la marca, sacó un remate impecable, potente y bien colocado a la mano izquierda de Clark quien fue a buscar un balón que tenia destino de gol.

Hubo una situación particular e inusual. En un balón que viene cayendo desde la derecha, tras el amontonamiento de hombres en ataque y defensa, la pelota es tomada por Clark quien salta por ella, pero cuando cae da la impresión que el balón ha traspasado la línea de meta.

En primera instancia, como lo vio el central, no dio la impresión a pesar que la parcialidad local lo reclamo desde las tribunas. Sin embargo con la repetición, y por eso no se debe cuestionar al árbitro, la óptica cambia (ningún medio se ha detenido a estudiar la situación). Ahora bien, mas allá de si fue gol o no, quien debió sancionarlo, en caso de haber existido, fue el línea pues se supone debe tener una mejor visión. Bueno, hay que reseñarlo mas como una anécdota que por ser un factor determinante y fuera de toda malicia.

Los últimos minutos fueron intensos pero mas férreos y al final decantaron en un empate que se antoja justo por los desperdicios del local y un visitante de mucho oficio que supo apretar los dientes y buscar un resultado con valentía. Ahora, con este resultado, Orlando queda por fuera de la zona de clasificación por segunda vez en lo que va de la campaña, pero a corta distancia, a tan solo tres puntos y en la tercera casilla, están los Toros Rojos de Nueva York, lo que demuestra lo apretado que será el torneo fecha tras fecha.



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