El 8 de marzo debutó en la MLS Orlando City Soccer. Ese
día se dieron 62,510 personas en el Citrus Bowl, siendo la segunda mejor
taquilla para un partido de apertura desde 1996 cuando arrancó su historia LA
Galaxy. Desde entonces el conjunto de Adrian Heath ha jugado dos partidos mas
como local y la historia empieza a cobrar tintes dramáticos, pues en ambas
confrontaciones, ante los White Caps de Toronto (0x1) y DC United (0x1), respectivamente, el cuadro
violeta ha sido acompañado por 63,894 personas en las tribunas. Este respaldo convierte
a los Leones de Orlando, hasta el momento, en uno de los equipos de mayor
promedio de asistencia como local (42,134), sino el mejor en este apartado.
Sin embargo, pese al compromiso de la afición, los
resultados no se han dado y el onceno de la capital de la fantasía arroja un
promedio de 11.11% de efectividad como local, marcando un gol en más de 270
minutos, a pesar que Kaká y sus dirigidos juegan bien y de manera alegre.
Ninguno de los visitantes ha podido superar en fútbol al local, pero todos se han
ido con puntos al cierre de los partidos.
Una característica particular en todos los duelos como
propietario del predio, es que los visitantes no se han brindado en el juego,
sino que de manera parca y conservadora han sabido esperar para dar el “puntillazo”
de manera letal. A Orlando no le han podido marcar en el primer tiempo porque
los tres goles que ha recibido en casa (media de un gol en contra por duelo),
han sido en las segundas fracciones y siempre al epílogo de las mismas. Contra New
York FC le marcaron a falta de 15 minutos (y se empató en el descuento 90+),
mientras que contra los Whitecaps y United le anidaron en tiempo de reposición
y con idéntica fórmula (tras un servicio con pelota detenida y en la misma
portería).
Un dato, hasta curioso, es que los últimos dos
verdugos, esos que contribuyeron para dejar las arcas locales en cero, han sido
hispanos. Si bien Luis Silva es nacido en California, sus raíces latinas y
fluido español lo clasifican en esta línea, mientras que el uruguayo Octavio
Rivero (de nuevo figura con su equipo el fin de semana), tiene en el idioma de
Cervantes su primera lengua.
Pero vamos a añadir otro apunte. Luis Silva debutaba
con DC United esta temporada. Es un jugador que ha marcado 20 goles en toda su
carrera como profesional desde 2013 y ha jugado, incluyendo los 14 minutos del
viernes, un total de 5580 minutos. Es decir que marca un gol cada 279 minutos y
esta vez convirtió el gol de la victoria y de muy buena factura (fue un cobro
impecable).
Tras el compromiso de la quinta fecha, amerita
destacar que Orlando es un equipo definido en su concepto y estilo de juego. Le
gusta tener la pelota (solo el Impacto de Montreal lo ha superado en tenencia),
la trata bien y genera fútbol con situaciones de gol, pero no tiene definición.
Solo Kaká parece tener la clave para hacer los goles tal vez porque sigue
siendo, pese a la adversidad, un jugador distinto.
Al departamento de goleadores le pasa algo y no se
sabe qué es. El brasileño Pedro Riveiro, quien había dado puntadas de ser el acompañante
ideal del mundialista, se fue lesionado con tan solo 20 minutos en la cancha debido
a una contractura muscular (atención al preparador físico). La lesión se suma a
la que afectó recientemente al colombiano Carlos Rivas (quien apenas se
incorporó), a la baja forma del hondureño Bryan Rochez junto el canadiense Cyle
Larin, sin contar al africano Danny Mwanga de muy poca participación.
El técnico Adrian Heath ha demostrado saber lo que
quiere, aunque no tiene todo lo que necesita para concretarlo. Por eso se
aplaude que no especule con nada y haya mandado a la cancha a todos los jugadores
que tuvieron actividad con sus selecciones en la reciente fecha FIFA. Por eso
no sorprendió que Brek Shea, Ceren, Kevin Molinos y Rafael Ramos fueran de la
partida. Todos lucieron bien, se entregaron y reafirmaron que son inicialistas idóneos,
aunque solo Larin se vio afectado físicamente y sin embargo estuvo hasta el
final. Salvo un par de ocasiones desperdiciadas, el canadiense sigue sin confirmar
las expectativas puestas en él y son esas decisiones técnica, así como la de
enviar a Rochez para que jugara un par de segundos, las que no se entienden pero
se respetan.
Ante DC United se vio, quizás, uno de los partidos más
dinámicos en casa, variadas jugadas de riesgo que incluyeron remate en el
horizontal, pero se sigue pecando en concreción. Molino, Cyle y Vargas,
tuvieron el espacio y el tiempo para definir pero no fueron capaces. Diera la impresión
que la ansiedad empieza a jugar un papel clave en las imprecisiones que se están
cometiendo.
DC United no se ofreció, no jugó bonito (poco le
importa), pero lo hizo bien. Generó cinco acciones ofensivas, antes del gol, y
todas ellas tuvieron su elevada cuota de riesgo, al igual que Vancuover. El
conjunto canadiense, a propósito, sigue aferrado a una propuesta amarrada en
materia de espectáculo pero rica en resultados que lo encumbran en el acumulado
general, como le ha pasado al colectivo capitalino. Ambos son los líderes de
sus divisiones si eso sirve de consuelo para justificar las derrotas, mientras
que los Leones deben corregir varias cosas si quieren salir del mal momento que
atraviesan ya que por espectáculo y entrega (menos los primeros 30 minutos
contra Montreal), merecieran otra suerte aunque en este deporte, como todos
sabemos, la buena estrella no necesariamente es para el que más se brinda. Los
goles marcan la diferencia y son ellos los que ponen en zona dinamitada el
equipo violeta.
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