Por: Jairo A. Castrillon
Con casa llena
(62,510 personas), un aliento constante, una tarde sumamente agradable y buen
fútbol, los Leones de Orlando City empataron a un gol en su presentación oficial
ante New York FC durante la primera fecha de la temporada 2015 de la MLS que se
saldó con un balance de 16 goles en 10 partidos, para una media de 1,6 por
encuentro.
El gol de Kaká, en el
tiempo de reposición, ya cuando expiraba el encuentro, evitó una salida en
falso cuando todo apuntaba a una tarde perfecta. Solo la victoria faltó para
haber redondeado la manifestación total de cariño y apoyo que recibió la
segunda franquicia profesional de la ciudad después de los Magic.
Entre aplausos, cánticos
y nervios, el partido despegó con buen ritmo. Los dueños de casa se apropiaron
del balón desde el arranque, intentando no solo generar un fútbol vistoso sino
imponer condiciones.
En la medida que
fueron transcurriendo los minutos, empezaron a emerger algunos jugadores
importantes por su compromiso y liderazgo, aparte de Kaká quien sigue siendo el
eje del conjunto violeta.
Hombres como el
defensor central Aurelin Collin (expulsado en la complementaria por juego
peligroso) y Brek Shea, lateral por derecha, fueron determinante en la zona de contención.
Collin no solo se aseguró de anular al español David Villa, sino que impuso
condiciones para contagiar a sus compañeros de labor.
En la zona de recuperación
la pareja conformada por el africano Amobi Okugo y el colombiano Cristian
Higuita rindió al máximo nivel. Fueron ellos los encargados de cortar los
circuitos a un rival que por momentos se vio deslucido ante la falta de ideas.
De la misma manera se
destaca el esfuerzo hecho por el trinitario Kevin Molino. El volante, de vocación
ofensiva, no solo fue el socio perfecto de Kaká, sino que su aporte sirvió para
abrir espacios en la zona rival al convertirse en referente de marca por su
constante movilidad.
El brasileño, por su
parte, fue siempre punzante en sus salidas, se asocio bien y trato de ser una
autopista para descongestionar la zona media cuando el equipo se desdoblaba en
ofensiva.
Jugadores como el portugués
Ramos (lateral derecho), Lewis Neal (volante ofensivo), Seb Haines (central por
izquierda) y Carlos Riva (delantero), cumplieron su labor pero no alcanzaron la
dimensión del resto de jugadores.
El rival, por su
parte, mostro solidez en todas sus líneas, con un arquero de muy buena talla y reacción
como Josh Sounders. Fue este quien evito la victoria del local, con un par de
intervenciones de gran factura.
En el sector medio el
noruego Mix Diskerud fue el motor del equipo. Su movilidad y claridad para
jugar sirvió para que New York fuera creciendo en el partido, especialmente en
la fracción complementaria donde el duelo se equilibro. Junto a él, Villa y el
eslovaco Nemec, intentaron imponer condiciones a través de la asociación,
aunque en términos generales siempre buscaron salir en bloque sin romper la
figura táctica impuesta desde el arranque.
El gol de Mix se
produce en el minuto 76 cuando la pelota salió de un pase de Villa por el
costado izquierdo. Mix empalmó un remate con la parte interna del botín que
superó, por la curva desarrollada, al meta Donovan Ricketts quien no pudo hacer
nada para que el balón se filtrara por el palo de la mano izquierda. Fue un gol
de gran factura.
En los últimos quince
minutos y después de estar con un hombre menos ante la expulsión de Collin, la afición
empezó a hacer su parte desde las tribunas apoyando al equipo sin desfallecer.
El repliegue en marca del rival hacia las cosas complicadas y solo una acción con
balón detenido, al minuto 91, facilitó que la tarde no se arruinara por
completo. El remate de Kaká, tras un tiro libre de frente a unos 20 metros, no
fue el mejor cobrado por el internacional brasileño, pero el desvío
involuntario de Jeb Brovsky en la barrera, sirvió para desubicar a Saunders
quien se había jugado al palo izquierdo y quedo sin reacción. El grito de gol
estallo en las graderías del Citrus Bowl y la gente se abrazaba entre sí
mientras el “rey” de los leones lo celebraba a todo pulmón. Fue el punto final
a una tarde histórica para la ciudad y la confirmación de que existe un equipo
dispuesto a luchar cada centímetro de la cancha en procura de la victoria, sin
abdicar hasta el pitazo final.
El juez central,
Allan Kelly, estuvo acertado en la dirección del compromiso. No se dejó
impresionar por la presión del público y mostro seis tarjetas amarillas y una
roja. De las amarillas tres fueron para el local por intentar simular faltas
con caídas aparatosas (Shea, Molino e Higuita), mientras que los visitantes
fueron amonestados por entradas desleales (Balluchi, Hernandez y Brovsky).
Collin fue el único expulsado por juego violento y sin derecho a protestar pues
se pasó en revoluciones.
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