jueves, 3 de julio de 2014

EL ARBITRAJE...LO MEJOR DEL MUNDIAL!

Esta vez escribo con el respeto absoluto que merecen mis colegas activos. A pesar que hace varios años no estoy en los medios, nadie me puede quitar la maravillosa experiencia de haber militado en distintos canales de comunicación a lo largo de dos lustros en procura de ser serio y objetivo, de eso a los que la gente le cree, lee y escucha.

Sé que el titular capturó su atención y posiblemente no está de acuerdo para nada con el mismo. Sin embargo, quiero dejarle algunas apreciaciones que espero sean coherente para que entienda lo que al parecer se nos ha olvidado.

Despuntando en mi carrera, recuerdo haber dirigido un partidillo de fútbol de categoría infantil en una de las canchas del parque Flushing de Queens (NY). Aquella mañana sancioné de manera improvisada todas las acciones que consideré violaban el reglamento.

 Mostré dos tarjetas amarillas, expulsé a un gordito muy fuerte y desleal. No invalidé dos fuera de lugar según el respetable que seguía el encuentro desde la raya y no pité un penal que para muchos existió (para otros no). Al final la gente se fue contenta con mi trabajo, en su mayoría, mientras otros me advirtieron de los errores cometidos, según ellos. Yo estaba tranquilo.

Desde ese día prometí mantenerme actualizado sobre la reglamentación del juego y sus variantes y procurar comentar siempre apelando a la primera impresión, es decir aquella que se puede igualar con la del árbitro en las milésimas de segundo que tiene éste para aplicar el reglamento. Nada más justo, me parece.

Desde que inició el Mundial, tras la aparición de las imprecisiones arbitrales en el duelo Brasil-Croacia, expresé en la estación donde participo todas las mañanas, mientras dura el evento y a manera de colaboración, que para mí era difícil creer que Brasil fuera a ser llevado a la final con la complicidad de los centrales y sus auxiliares. Si este fuera el caso, entonces para qué hacer un evento que puede ser visto y fiscalizado por el mundo entero a través de la magia de la televisión. No tiene sentido ni lógica.

La FIFA, no se les olvide, es la dueña de la señal y la vende para todo el mundo. El planeta entero ve exactamente las mismas imágenes sin otra opción. Transmisión que, valga el momento, es excelente.

Es cierto que han existido fallos, jugadas polémicas, acciones que todavía no tienen un criterio unificado pues para unos fue y para otros no. Yerros que son defendidos por la máxima rectora mundial y su comité encargado, al considerar que en ese “error humano” hay un encanto histórico que le robaría al deporte su esencia si la tecnología atentara contra el desarrollo del mismo. Por eso hoy los árbitros están mejor capacitados y tienen mayores elementos para comunicarse entre ellos, pero quién puede decir que no hay situaciones tan rápidas que sorprende la capacidad que tienen para aplicar las reglas de juego. Son profesionales sin lugar a dudas.

Durante el Mundial he seguido cada partido de distintas maneras. Cuando los he visto en diferido me ajusto a los comentarios de Univisión, y si es en directo sincronizo mi DVR con alguna estación de radio por internet de distintos países, según el equipo que juegue, siempre y cuando sea en español, por supuesto.

He seguido transmisiones de Colombia, México, Costa Rica, Hondura, Uruguay, Argentina, España y Chile. Al final, siendo todos muy buenos en su narrativa y comentarios, casi todos incurren en el error de cuestionar la decisión arbitral después de ver el video. Antes, mientras la acción se da, se abstienen de comentar algo o simplemente vieron las cosas tan ajustadas, que manifiestan “querer ver el video primero”. Con esta herramienta todos se atreven a opinar después, porque no le temen al error y miren que hay momentos en que ni así se ponen de acuerdo.

¿Quién de ustedes, amables lectores, me puede decir que el penal de Márquez sobre Robben no lo fue cuando la acción se dio? Lo fue sin lugar a dudas, hasta que vimos la repetición y escuchamos el pontificado de los comentaristas. Es más, eran las 11 de la noche y en el set de Univisión no se ponían de acuerdo. Bracamonte y Stoichkov decían que si lo fue, y los otros que no o, inclusive, que les quedaba la duda. Eso sí, el árbitro fue malo, perverso, perjudicó a México etc.

Hay jugadas de fuera de juego que todos protestamos en el momento, pero cuando vemos la repetición nos quedamos callados, porque el lateral vio una pestaña adelantada y estuvo acertado. Algunas veces se equivocan, pero la verdad es que impresiona el gran promedio de aciertos que tienen en situaciones milimétricas.

Los analistas han caído en ese error. Los he oído decir que fue penal en el momento y retractarse cuando ven la reiteración. Eso sí, de nuevo, el único que se equivocó fue el árbitro que sigue allá afuera corriendo y procurando lo mejor, sin saber que está siendo sentenciado desde las cabinas de transmisión que son, en definitiva, desde donde se mueve la tendencia y la opinión. Por eso ver los improperios en las redes sociales contra los árbitros no es otra cosa que la consecuencia de lo que el respetable consume a través de los medios.

La FIFA decidió desde hace tiempo que en las pantallas de los estadios solo se pasen los goles o las jugadas de riesgo, para evitar malestar en las tribunas que generen conflictos. Ahora bien, ¿cómo sería si la medida quedara en efecto para la señal de televisión y tuviéramos que ver un Mundial sin el apoyo del video en este tipo de jugadas para resguardar a los árbitros? Seguramente crearía suspicacia y nadie lo aprobaría, por eso no creo que la FIFA decida clavarse el puñal en la yugular si tuviera la intención de favorecer a un equipo en especial. Me parece, más bien, que el problema pasa por la enorme presión que llevan los árbitros cuando tienen que dirigir compromisos de gran interés, con unas tribunas llenas y con la obligación de equivocarse lo menos posible.

Ahora le toca a Colombia enfrentar a Brasil y ya empiezan a circular los comentarios que advierten el peligro de un arbitraje amañado. Espero que nada de esto suceda (como al final sucedió con Chile), y estemos a las puertas de ver un partido de alto voltaje con el balón. Si hay errores por parte del central, ojalá que los mismos puedan ser vistos en el momento, que sean evidentes e inobjetables cuando se dan,  para que las dudas no existan y no esperar la bendita repetición para atrevernos a juzgar y sentenciar al central o sus líneas.

Me perdonan de nuevo, pero dejemos de ser tan acomodados y ventajosos en esta línea de criticar un oficio que es, por demás, supremamente difícil. El penal de Márquez sobre Robben fue penal, así lo vi y así lo hubiera sancionado de ser árbitro. Lo demás sirve para evaluar cosas que posiblemente sean material para una nota mas y no para juzgar la moral de un hombre que solo quiere hacer su trabajo. Por eso de este tema hablo poco, prefiriendo escuchar a los expertos en la materia.

En aras de la equidad, valoremos un arbitraje cuando la acción se produce, en el segundo preciso. Si ahora con la tecnología de la súper cámara lenta es tan difícil apreciar una falta y valorar la misma desde distintos ángulos, por varios segundos, como no pensar que un central no pifie si solo tiene una fracción de tiempo y una sola óptica para impartir justicia.







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