Si existiera un premio a la mediocridad en el Mundial,
Grecia se lo hubiera ganado desde que pasó a Octavos de final, porque su plantilla
tiene unas limitaciones enormes. Son terribles definiendo, defectuosos en la
entrega, pésimos en la creación, malos en asociación. Sin embargo, estuvieron a
punto de continuar en la prueba más por la actitud de Costa Rica que por
cualquier otra cosa.
Es que el equipo de Jorge Luis Pinto pareció sufrir
una enfermedad terminal desde que le expulsaron a Duarte por doble cortón
amarillo, y dejó que la pelota fuera administrada por los europeos, en un
desgaste físico que los minó a todos. Si creen que estoy equivocado, miren
cuantos pases malos hicieron los griegos y todos sus defectos antes mencionados,
cuando los ticos estaban procurando un resultado y eran los que imponían condiciones.
Defenderse es un arte y un argumento válido dentro del
fútbol, eso no se discute. Lo que se cuestiona es que cuando tenés para dar más,
para evitar que te arrollen y te superen, lo permitas. Este deporte está lleno
de grandes capítulos con equipos reducidos por las expulsiones que se han hecho
sentir y han sacado resultados importantes. Hubo momentos donde los
centroamericanos tiraban la pelota a cualquier parte, la dividían o simplemente
la entregaban al oponente para que los atacara. Eso explica porqué los griegos
se vieron mayúsculos en volumen de juego.
Todo lo anterior decanta en una final dramática y agónica,
con muchas lágrimas y músculos contraídos por la incertidumbre, aparte con un Keylor
Navas de otro planeta. Un héroe total, con unas atajadas impresionantes que
evitaron la caída en el tiempo regular y mataron la ambición de Grecia deteniendo
con plasticidad el cuarto penal de la serie final.
No quiero menospreciar la victoria de Costa Rica. Todo
lo contrario, ganaron con gallardía, temperamento y mucha testosterona, siendo más
hasta que lo quisieron, mientras tuvieron respeto por el manejo del útil. Lo
que quiero subrayar es que entregarlo todo cuando se tiene con que evitar que
te arrollen debe ser el punto medio para pensar en lo que viene. Con un equipo más
fino tal vez las cosas hubieran sido distintas pues ahora viene Holanda, uno de
los favoritos y el equipo que, de haber sido el caso, seguramente pondría en
evidencia la pobreza de los griegos sino hubieran pasado los ticos como merecidamente
sucedió.
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