Da pena, pero ya
nada se puede hacer. Se lesionó Radamel Falco y estará por fuera el tiempo que
corresponda pues pretender hacer lo contrario iría contra el futuro del
talentoso delantero cafetero.
Todos los
profesionales consultados coinciden en que la lesión, aparte de delicada, tiene
un proceso de recuperación muy lento y sin éxito garantizado. Hay jugadores que
terminaron su carrera por culpa de este ligamento cruzado anterior que hoy
tiene al “tigre” reducido en una cama.
La noticia,
aparte de dramática, ha servido para revelar varias cosas importantes, entre
ellas el respeto y el cariño que le tiene no solo la afición nacional, sino el
mundo entero. Atlético de Madrid, Mónaco y River Plate, equipos de gran peso e
historia, no han dudado en enviar mensajes públicos para que Falcao se
recupere.
Ahora bien, si
el problema está, existe y es inevitable, toca pasar la página y mirar cómo se
puede remediar el asunto. Aspirar a que el delantero juegue el Mundial no puede
ser una posibilidad para considera ya que la misma pasa, en estos momentos, a
ser un milagro. Así de claro.
Lo bueno de la
tragedia, es que la misma se dio en un momento donde todavía hay tiempo
suficiente para hacer los correctivos necesarios que le permitan a la selección
mantener su capacidad ofensiva y probar alternativas en los encuentros de
preparación que se avecinan.
No podemos
quedarnos estancados en lo sucedido, sin querer decir que no duele y lastima
ver a uno de los mejores atrapado en los azares de la vida. Todo lo contrario,
nos unimos al sentimiento de apoyo y solidaridad, deseándole lo mejor y
esperando que a Dios le guste el fútbol para que con Su ayuda suceda lo
improbable, lo que el hombre no puede remediar, pero nada más.
Ahora le toca a
Pékerman buscar las alternativas necesarias, los o el jugador que marque la
diferencia como lo hace Falcao cuando está en la cancha y es referente de marca
para el oponente. Ese jugador existe, es una realidad, no como Falcao, pero
capaz de aportarle cosas importantes al equipo. Si la lesión del “tigre”
hubiera sido pocos días antes del Mundial, entonces otra seria la historia,
pues no solo el proceso deportivo tendría una fractura importante, sino que el
aspecto anímico quedaría demolido por completo para el grupo. Hoy, por el
contrario, asimilar la lesión y el empuje que pondrá el jugador en su
recuperación, supone un ingrediente extra para que el grupo haga un buen
Mundial en su honor.
El fútbol tiene
esas historias donde la tragedia de uno es la fortuna de otro. Sino recordemos
el caso del Mundial Italia 90, cuando Argentina enfrentaba a la Unión
Soviética. Con tan solo 11 minutos de juego se rompió la rodilla el intocable
guardameta Nery Alberto Pumpido. Allí aparece entonces, el monumental Sergio
Goycochea quien no solo atajó de todo a una selección mermada, sino que se
convirtió en uno de los mejores arqueros del mundo y titular del equipo mayor
de ahí en adelante.
Ahora que todo
pasó, que se hizo lo adecuado para atender al “tigre”, para operarlo con los
mejores del mundo, bajo la mejor supervisión y todos los millones de mensajes
de afecto, el mayor reto de Colombia es buscar su reemplazo y tiempo hay. Ese
es el problema ahora, el otro ya pasó, es historia. Suena frío, pero es la
verdad.
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