viernes, 16 de julio de 2010

GANADORES Y PERDEDORES


Esperé casi una semana para escribir mi última nota del Mundial. No quería añadirme a la lista de cronistas que repitieron una y mil veces lo expuesto por España a lo largo del torneo. Que fue un justo ganador, que exhibió el mejor fútbol, que tiene una nómina de lujo etc. La verdad, para mi, es que ganó el equipo que mejor supo sortear las adversidades que se presentaron en los 7 partidos que llevan al título.

Unos días atrás expresé que el Mundial solo admitía una derrota para aspirar al título, y curiosamente el campeón perdió en el arranque mientras que el subcampeón cayó en la final. Dos derrotas distintas que marcan un final aparte. Para los ibéricos, haber caído ante Suiza representó un llamado de atención y un doble esfuerzo para sobreponerse a la sorpresa, mientras que para los anaranjados caer ante los españoles fue el cierre de una campaña que se selló con una tercera frustración.

Metiéndonos en el partido simplemente diré, para no excedernos en lo ya visto y expuesto, que España fue un justo ganador porque hizo más, se brindó totalmente y luchó por el trofeo. Los holandeses, por su parte, de nuevo apelaron al juego fuerte y mal intencionado para sacar a su rival de concentración y apuntaron, como única alternativa de ataque, a las maniobras de contraofensiva (casi se les da en tres ocasiones). Jugaron, para no ir mas lejos, como lo hicieron ante Brasil, solo que esta vez no se les dio el resultado.

Los españoles, por su parte, coronaron la prueba con un total de 8 goles a favor y 2 en contra lo que se traduce en un equilibrio marcado que permite acceder al trono. Ahora bien, para ser claros, fueron muchas las opciones que crearon, pero no fueron tan precisos en definición. Es mas, David Villa, con sus cinco goles, fue pieza fundamental para conquistar el trofeo. Parece que eso no lo han visto muchos.

Aparte del campeón, que celebró a lo grande, el otro gran ganador fue el representativo de Uruguay. No solo porque se instaló entre los mejores cuatro del mundo, sino porque fue un equipo regular en todas sus salidas. Por eso se destaca el trabajo del profesor Tabarez y sus dirigidos.

Dentro de todos ellos brilló con luz propia Diego Forlán quien al final fue elegido el mejor de todo el evento con justa razón. Sus goles y liderazgo se vieron siempre presentes aun en los momentos de mayor angustia. Así mismo, su gol frente Alemania fue considerado el mejor de todo el Mundial, aunque es cuestión de gustos.

Hablando de ganadores, para seguir la línea española, rescatamos la organización del evento. Los africanos se pueden dar por triunfadores pues presentaron al mundo un evento digno que superó todas las expectativas y temores.

El partido por el tercer puesto también entre uruguayos y alemanes dio grandes satisfacciones. Fue considerado uno de los mejores en toda la prueba, lo que reclama su importancia dentro del Mundial. Muchos hemos expresado que este es un encuentro de relleno que debería ser eliminado por lo innecesario, pero al parecer cuando los rivales se olvidan de las presiones y se brindan al espectáculo el resultado es óptimo para la retina de los espectadores que es, al final, lo que realmente vale.

Otro que salió ganador, o por lo menos así lo sintieron, fue el representativo de Nueva Zelanda. No superaron la primera fase, pero tampoco conocieron la derrota y se fueron invictos. Algo valioso para un conjunto que estaba entre los más débiles de la prueba.

Perdieron, al igual que los holandeses, las selecciones de Francia, Italia e Inglaterra. Se quedaron en la primera fase y con muchas dudas por despejar si quieren de nuevo aspirar al protagonismo orbital.

Igualmente perdió Suramérica. Estábamos para alcanzar el trofeo, hacer una final exclusivamente nuestra y todo quedó en ilusiones. Si no es por Uruguay ni siquiera se acuerdan que tuvimos a cuatro de los nuestros entre los ocho mejores del planeta.

Perdió la Jabulani. Desde el arranque de la prueba se anticipó que el balón era raro, no tan perfecto como fue presentado. Lo negaron y quisieron hacernos creer que todo eran inventos. Al final se concluyó que el balón rebotaba exageradamente, que en los remates potentes tendía a elevarse demasiado, que era una locura ser controlado por los arqueros, que era difícil darle una buena dirección en los tiros libres, que no se podía tener precisión en los cambios de frente entre otras cosas. Una pelota para olvidar, de eso no hay dudas.

Para rematar, diremos que el sistema que prevaleció y gustó fue el 4-2-3-1. Nada novedoso, pero efectivo cuando se juega con buenos elementos. El onceno ideal quedó conformado de la siguiente manera, añadiendo entre paréntesis a los mejores suplentes por posición.

Arquero

Iker Casillas (Manuel Neuer)

Defensa

Sergio Ramos (Jorge Fucile)
Carles Puyol (Gerard Piqué)
Diego Lugano (Juan)
Gio Van Bronkhorst (Phillip Lahm)

Primera línea de volantes

Bastian Schweinsteiger (Anthony Annan)
Xavi (Sergi Busquets)

Segunda línea de volantes

Wesley Sneijder (Mezut Ozil)
Andres Iniesta (Dirk Kuyt)
Thomas Muller (Keisuke Honda)

Delantero

Diego Forlán (David Villa)

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