
Pese a que no fue superior en ningún momento, el “equipo de todos”, el de la “barra y las estrellas” sacó un valioso empate a un gol frente a Inglaterra gracias a la complicidad del guardameta británico Robert Green quien no pudo controlar un remate extraño de Clint Dempsey cuando corrían los 39 minutos de la primera fracción. La pelota se resbaló de sus manos y se metió en la portería cuando nadie esperaba mayores consecuencias.
El primer gol lo marcó el colectivo de Fabio Capello a los 4 minutos de iniciarse las acciones por intermedio del capitán Steven Gerard, quien recogió la asistencia de Emile Heskey tras un servicio de banda que activó el volante Frank Lampard por derecha.
El resultado, aparte de molestar a los ingleses, deja a Estados Unidos muy motivado para su próximo encuentro que será el viernes 18 de junio frente a Slovenia, mientras que los británicos se medirán contra Algeria los cuales debutan mañana por este grupo C. Solo falta conocer el resultado de esta confrontación para determinar el plan a seguir por los muchachos que guía el profesor Bob Bradley.
En general el partido fue alegre, con marca fuerte pero no desleal como ocurre con el prototipo de juego inglés; muchas pelotas largas, juego de primera intención y apertura por las bandas para explotar el juego aéreo que tan bien manejan. Vale la pena aclarar que los norteamericanos saben jugar de esta manera y se apartan mucho del libreto que en su mayoría esgrimen los seleccionados del continente Americano. De México para bajo se juega a otra cosa y eso es evidente cuando se ve al conjunto anglosajón.
Pese a que esta no es su primera cita mundialista, el evento ecuménico marca una fecha límite para el fútbol norteamericano. No se me olvida que hace unos 15 anos atrás se estableció un presupuesto para liderar un proyecto que se llamó “Estados Unidos 2010”, el cual proponía preparar a una serie de jugadores para dar la vuelta olímpica en este torneo. Pese al deseo y la planeación, la verdad es que todavía no están para algo tan grande y tendrán que reprogramar la fecha para conquistar una cita orbital.
Alegra ver a un grupo de jugadores comprometidos con el país, que no reciben ni el mismo trato ni el dinero de otras estrellas mundiales, pero que rinden como las mismas.
Hace mucho tiempo, cuando cubríamos a MetroStars, sabíamos que Tim Howard sería el arquero nacional por mucho tiempo. Su condición y capacidad es indiscutible. Posee unos reflejos probados y tiene gran ascendencia en el equipo. De hecho, por su experiencia, fue la figura clave para que el partido se mantuviera igualado, pues en reiteradas ocasiones opacó el grito de gol.
Una de estas acciones, las más clara después del gol inicial, se produjo cuando Heskey remató frente al portero y éste se quedó con el balón en una acción sumamente rápida.
En materia defensiva todavía hay algunas situaciones de riesgo que se dan por la ingenuidad de ciertos defensores. La zona de volantes tiene en Richard Clark a su mejor exponente, pero en esta oportunidad no pudo dejar ver su capacidad en ataque y defensa, pues estaba demasiado ocupado haciendo lo último (es un gran volante mixto).
Otro que no brilló fue el medio campista London Donovan quien se movió muy retrasado y sin mucho acompañamiento. El surtido de balones para explotar la velocidad y potencia de Jozy Altidore y Robbie Findley fue más bien escaso, por lo que los atacantes tampoco se hicieron muy vistosos. Salvo una acción de Altidore, que logró contener a medias Green y que al final pegó en el vértice derecho, lo hecho por los Estados Unidos se resume en una aplicación defensiva total y esperar algún error del rival para sacar ventaja de ello.
Los ingleses quedaron frustrados porque se sentían ganadores desde el arranque, pero les pasó lo mismo que cuando enfrentaron a México unas semanas atrás en partido amistoso. Creían que tenían todo para vencer cómodamente y se encontraron con rivales que los respetaban pero no estaban asustados. El equipo de Javier Aguirre, en aquella ocasión, se fue derrotado pese a tener mayor volumen ofensivo y una superior vocación por el espectáculo y dejó en evidencia lagunas en algunas líneas de juego, menos en la definición donde son muy peligrosos. Esta vez Howard fue el verdugo que truncó la posibilidad de ver a Capello y sus dirigidos soportando la teoría de que ellos serán los siguientes monarcas mundiales.
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