
Pese a que solo fue por un gol, gracias a la excelente actuación del nigeriano Vincent Enyeama, quien a la postre fue elegido el jugador del partido, la selección de Argentina dejó una muy grata impresión en su debut mundialista. Aparte del golazo de Gabriel Heinze, tras servicio de tiro de esquina cobrado por la “brujita” Verón, la verdad es que el oficio, el orden táctico, la experiencia y la capacidad individual de sus jugadores, hacen del cuadro gaucho el mejor equipo visto hasta el momento.
No podemos entrar en exageraciones asegurando que Argentina está para ser finalista o campeón del mundo, ya que eso se gana en la cancha y contra los rivales de peso, pero no es atrevido asegurar dos cosas: la primera que es mas, pero de lejos, que cualquiera de sus rivales de grupo; y segundo que su jerarquía es evidente como para reclamar protagonismo durante los próximos partidos.
Lo único cuestionable es la zona defensiva. Si bien en el sector posterior hay hombres de sobrada capacidad como Demichelis, Heinze, Samuel o el mismo Jonás, no se peca al reclamar mas atención en el fondo si se evalúan las acciones de riesgo generadas por las Águila africanas a lo largo del encuentro. La mayor fisura se notó cuando Jonás se sumaba al ataque lo que debilitaba la marca pues su regreso no era muy rápido o no había un relevo oportuno por esa zona.
También es cierto que los africanos jugaron siempre en zona, sin una presión exagerada, lo que facilitó hasta cierto punto la tenencia del esférico. Sin embargo, cuando ajustaron marcas, su velocidad y potencia pusieron en aprietos a los argentinos y terminaron por medir en tres ocasiones la capacidad del arquero Sergio Romero quien no se achicó ante la exigencia.
Un jugador clave, que se sumó a otro brillante, fue el “Apache” Tévez. Su movilidad en todo el frente de ataque, su sacrificio y capacidad de asociarse con Leionel Messi marcó la diferencia. Así mismo el aporte de Leo fue determinante para generar espacios, desequilibrar y concebir acciones de riesgo que convirtieron al meta africano en el gran protagonista. Su depurada técnica, visión de juego y explosividad son otra cosa. Por eso Argentina marcó y marcará diferencia en este Mundial, al igual que todos aquellos conjuntos que tengan jugadores desequilibrantes. Son ellos, los talentosos, los que romperán cualquier esquema siempre y cuando tengan el coraje para mostrar su talento.
A muchos les molesta que uno se apure o se aventure a decir las cosas, quizás porque son cientos de historias las que se han dado contrarias a los pronósticos, y tienen razón. Pero en este caso no veo cómo los coreanos y mucho menos los griegos le puedan ganar a los dirigidos por Diego Maradona. Por ahí una mala tarde, una desafortunada salida, una expulsión o una lesión puedan atentar contra el equipo, pero mientras ningún añadido extra se dé, es improbable que no veamos a los argentinos instaladas en la siguiente fase. Ellos, además, saben que se juegan la clasificación, que su rival no tiene tanta envergadura y que de darse la victoria puede guardarse un poco la energía para cuando de realmente empiece “el verdadero Mundial”.
Ojalá que no se relajen, pero en lo deportivo están lejos de sus dos próximo rivales y el único que de verdad los podía doblegar, ya no tiene tiempo para reaccionar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario