(Por: Jairo A. Castrillon)
Orlando City llegó al estadio Mapfra de Columbus Crew
con el antecedente de ser un muy buen visitante, de hecho siete de los ocho
puntos acumulados habían sido recaudados en predios rivales. Sin embargo, esta
vez, el cuadro canario dejó en evidencia las falencias del conjunto de la
Capital de la Fantasía y de paso confirmó que es un onceno bien trabajado, que
prepara sus partidos con ahínco y sacrificio. El tres por cero no solo fue un
resultado más (que lo pone con ocho unidades en el acumulado general) sino que
se ajustó a la realidad del encuentro. Fue, sin dudas, el dueño absoluto hasta
el pitazo final.
Para desgranar lo acontecido, se debe establecer que
durante los primeros treinta minutos las cargas estaban más o menos equilibradas.
El local imponía condiciones y generaba acciones de riesgo, pero Orlando también
mostraba que tenía su libreto para inquietar. El desarrollo, hasta ese momento,
era dinámico y entretenido, con un Columbus mucho más atento en la marca,
generando espacios, presionado de manera asfixiante y buscando errores en una
defensa que batallaba por controlar los embates adversarios.
Superando los primeros dos tercios del encuentro, una
jugada en los predios de Ricketts es despejada defectuosamente por el portugués
Rafael Ramos sobre la zona derecha de las 16,50. El balón se dirige al sector
opuesto y por allí apareció la figura de Ethan Finley quien sirvió horizontalmente
para que llegara su compañero Federico Higuaín y con un lujo extremo metiera el
esférico con un tacón de sabio. No fue un accidente, fue una definición recursiva
del jugador más importante del equipo por su visión, liderazgo y claridad.
Un minuto más tarde fue de nuevo Ramos el
protagonista. Esta vez por evidenciar una inmadurez propia de su juventud.
Intentaba ingresar por su corredor y recibió una marca fuerte pero no desleal
que lo precipita a tierra. Se levanta protestando por no haber sido sancionada
lo que él consideraba una falta y de manera pecaminosa tiro un “tijera” al piso
buscando la humanidad de Waylon Francis. Ramos corrió gesticulando su desagrado,
mientras el juez Ricardo Salazar preparaba la tarjeta amarilla para
amonestarlo. Sin embargo, en cuestión de segundos, recibe la asistencia del
primer auxiliar y decide aplicar la corrección adecuada. Era roja directa por
la barrida mal intencionada del lateral derecho y en medio de las variadas
protestas y de algunos amagos de confrontación, el argentino Hernán Grana es amonestado
por protestar las decisiones del central.
Es cierto que en el fútbol la diferencia numérica no
es determinante aunque puede marcar diferencia, pero en este caso la expulsión de
Ramos cambió radicalmente el curso del encuentro porque el técnico Adrian Heath
sacrifica al Cyle Larin para darle paso al británico Tyler Turner para no
descomponer la línea de fondo. De allí en adelante la actitud fue otra.
Evaluando el estilo de juego, se aprecia claramente
que a Orlando City le gusta tener la pelota y procura administrarla bien. Solo
el Impacto y Columbus han superado en este apartado a Kaká y su tropa. Es
decir, no es un equipo frontal de pases repetidos y mecanizado, sino que
intenta romper al rival con el balón a ras de piso y un movimiento coordinado
en sus líneas, siempre en bloque, siendo la contra ofensiva un principio de
juego sin muchos resultados hasta el momento.
Sin embargo, pese a la filosofía, el sábado anterior
quedó claro que cuando se toman los recaudos necesarios se pueden cortar todos
los circuitos de juego y reducir a un caos las buenas intenciones.
Columbus no solo planteó un partido acertado, sino que
su alta cuota de concentración y eficiencia le permitieron sumar completo. Desde
el arranque sabían que Kaká era el motor de juego y por eso decidieron anularlo
con una labor múltiple que cumplieron Michael Parkhurst, Mohammed Saeid y Tony
Tchani. De manera alternada cada uno de ellos referenció al crack brasileño, encargándose
de perseguirlo y alejarlo de su buen fútbol, por eso el diez resultó
intrascendente.
Ahora bien, si ya quedó en evidencia que el carioca es
la bujía que prende y distribuye, ¿qué va a pasar cuando los próximos rivales
entiendan que, pese a ser un jugador distinto, Kaká tiene fórmula de contención?
Hasta este partido todos los oponentes
de turno habían ejercido marca sobre el astro, pero ninguno de ellos lo hizo de
manera específica. Todos guardaron la zona por donde caía el volante, pero
ninguno le apuntó a marcarlo individualmente por el sector de tránsito.
Otro éxito táctico de Gregg Berhalter fue entender que
presionar a Orlando desde su propia mitad, generaría un “pánico” al cual no había
sido sometido antes. Durante todo el encuentro la superioridad numérica de
Columbus fue marcada tanto en defensa como en ataque. El gran despliegue físico
del equipo dio muy buenos resultados pues fue a través de la presión que se
dieron los errores que decantaron en la holgada victoria.
En el golazo de Federico Higuaín, el mal despeje de Rafael
Ramos se da ante la presión del volante argentino quien acechó al portugués y
lo forzó a entregar mal, con apuro y sin convicción.
En el segundo gol la situación es casi similar. Esta
vez fue Cristian Higuita quien se demoró reteniendo el balón y lo perdió en su
propia área ante la presión de Kai Kamara quien lo sorprendió por detrás. El
colombiano se quedó pidiendo una falta inexistente, mientras el africano
entregó de espaldas a portería para que Justin Meram rompiera filas adversarias
y metiera un remate potente que Ricketts no pudo contener. Hasta aquí la presión
daba resultados óptimos en el último cuarto del terreno, entendiendo que la
constate fue por toda la cancha.
El tercer gol nace en la mitad. La jugada estaba en
desarrollo por intermedio de Tchani en ofensiva ante la marca de Cerén, sin
embargo la genialidad de Higuaín, que se movía sin ser referenciado, permite un
pase profundo para que Kamara le ganara en el pique a Turner y le elevara el balón
a Ricketts decretando un verdadero golazo. Un grave riesgo adelantar las líneas
cuando existe una gacela de esta magnitud. Dos minutos más tarde se repitió la
maniobra y no terminó en gol porque los recursos ofensivos se agotaron y
permitieron que Orlando se recompusiera en marca. Estaban jugados los
defensores a 30 metros de la portería con una pista amplia para el delantero de
Sierra León.
Lo anterior nos lleva a concluir que la defensa,
siempre liderada por el francés Aurelien Collin, tiene una alta cuota de
efectividad si se promedian las acciones de riesgo que enfrentan por partido,
pero caen en imprecisiones que han costado valiosos puntos. Esa falta de concentración
permitió que NYC se llevara un punto que no tenía en los planes porque Orlando
era más. Lo mismo sucedió con los Whitecaps que despegaron hacia Vancouver con
el botín completo gracias a que Octavio Rivero tuvo los dos centímetros que
necesitaba para cambiarle la dirección a un remate con pelota detenida en el último
suspiro del compromiso. No se puede contar el gol de Luis Silva en el
enfrentamiento ante DC United como ventaja de marca, porque fue un tiro libre
impecable que se le metió a Ricketts muy ajustado al palo de la mano derecha,
pese a que algunos quisieron responsabilizar al jamaiquino.
Otro aspecto para destacar es que, aunque no fue gol sancionado, el segundo
tanto de Kamara, que de verdad fue un autogol del central francés, lo era. Ajustados
a la regla 11, el juez de línea se equivoca al sancionar la posición viciada
del africano quien si estaba adelantado, pero antes de que éste sacara provecho de su posición, es el defensor quien anida el balón en su intento por
despejarlo. Una cuestión que muchos pueden debatir pues la simplicidad de la regla
se presta para esto.
Columbus ganó bien y sin discusiones. Es ahora el
momento donde la afición de Orlando debe apoyar al equipo porque lo necesita.
Es en estas situaciones donde los jugadores tienen que sentir el aprecio y el
respaldo de su parcialidad. Todavía se mantienen en zona de clasificación y
solo Columbus ha sido el único equipo que logró desvestir las fallas del City.
Solo hasta ese entonces los partidos se perdieron por acciones aisladas y no
porque hayan sido arrollados.
Queda claro que con Ramos dentro o fuera de la cancha,
los Operadores fueron siempre superiores en todo. Aplicaron una táctica precisa
y la ejecutaron sin reparos y con una alta cuota de sacrificio que decantó en
tres puntos que los mantienen en la pelea y procurando revalidar lo acontecido
en 2008 cuando se alzaron con el título nacional.
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