Si desde el banquillo técnico se ganaran los mundiales, entonces Italia tendría la primera opción. Resulta que una lista revelada por distintas agencias de prensa que cubren el desarrollo del Mundial, mostró que Marcelo Lippi está en el primer lugar de la clasificación de estrategas mundialistas, amparado en su trabajo con la escuadra azurra y Juventud de Turín.
Detrás de él aparece el español Vicente de Bosque quien lidera la selección española. Es raro, todavía recuerdo como llegó Vicente al Real Madrid. Era considerado un estratega capaz pero sin carisma, de bajo perfil. Fue por eso que lo buscaron para que lograra asentar tanto cúmulo de estrellas que militaban en el onceno “galáctico” (Zidane, Ronaldo etc.) y se cansó de ganar. Que bueno don Vicente y mucha suerte.
La lista muestra al brasileño Carlos Alberto Parreira en el cuarto puesto. Todavía vislumbró su llegada a Nueva York. Era la sensación y pasó, como muchos, sin pena ni gloria. Es que cuando no se tiene material es difícil ser protagonista y a eso no estaba acostumbrado el carioca que por aquel entonces no despertaba el interés de ningún equipo en el mundo. Eso si, cobró completito.
El norteamericano, Bob Bradley, aparece en la cuarta casilla de esta particular clasificación. Está por encima, inclusive, de técnicos reconocidos como el argentino Marcelo Bielsa, hoy a cargo del combinado chileno, quien ocupa la casilla número 11 y su compatriota Gerardo Martino al frente de los paraguayos en el puesto 16.
El brasileño Dunga quedó ubicado como el décimo séptimo mejor técnico de los 32 participantes y muy cerca, cuatro casilla mas abajo, el mexicano Javier Aguirre quien hace poco demostraba su capacidad con el Atlético de Madrid.
Otro reconocido, especialmente en Italia por lo que hizo con el AC Milán, es el uruguayo Oscar Tabares quien lidera al combinado charrúa y se instala en el peldaño 23. Después de él aparece el colombiano Reynaldo Rueda con los hondureños, quien es hoy reconocido y respetado en este país por haber logrado lo que inicialmente parecía imposible.
Para cerrar, aunque muchos no lo crean, pero ajustados a la realidad, aparece el siempre polémico Diego Armando Maradona. Si, el que en su tiempo fuera el mejor jugador del mundo, tal vez de la historia, el dueño del mejor gol marcado en un Mundial, es hoy un enigma para todos los estrategas del mundo. Pese a que junto a él está un grupo de asesores reconocidos, que incluye al narigón Bilardo, la presencia del pibe no marca diferencia.
Si esta lista de verdad sirviera para determinar el rumbo de la competición, y fuera un factor clave para predecir a los finalistas, entonces Italia-España serían los elegidos para la gran final. Junto a estos oncenos los surafricanos estarían en las semifinales; Estados Unidos pasaría a ser el mejor clasificado del continente Americano, los chilenos romperían su historia, Paraguay avanzaría hasta los octavos de final y los dos grandes, Brasil y Argentina, quedarían en eliminados en las fases previas junto a los mexicanos, uruguayos, hondureños.
Menos mal que los técnicos dirigen, planean, preparan los partidos, las estrategias pero no juegan. Es cierto que ellos juegan un papel clave en las aspiraciones de sus equipos y que son los responsables directos de los yerros o aciertos dentro del gramado de juego. Sin embargo, al final, los jugadores son los que marcan la gran diferencia, menos mal.
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